Por Marianne Miller Navarro, directora regional de Junji Los Ríos
Cada 15 de mayo, el mundo conmemora el Día Internacional de las Familias, una ocasión especial para reflexionar sobre el valor y la importancia de este núcleo esencial de la sociedad. Y como Junta Nacional de Jardines Infantiles, JUNJI, consideramos de suma importancia reconocer el papel crucial que desempeñan las familias en la educación de las nuevas generaciones, especialmente durante los primeros años de vida de las niñas y niños.
En Chile, la Ley 21.430 sobre Garantías y Protección Integral de los Derechos de la Niñez y Adolescencia, establece claramente el deber del Estado de proteger y fortalecer a las familias, proporcionándoles las herramientas necesarias para cumplir su función como primeros educadores. Es en este marco es que instituciones como la JUNJI Los Ríos han asumido un compromiso firme y duradero con el fortalecimiento del vínculo entre la familia y la educación parvularia.
Como institución del Estado, la JUNJI, en estos 54 de historia, ha consolidado su convicción respecto de lo trascendente que es la participación de las familias en el nivel de Educación Parvularia y su importancia en los procesos de reflexión y toma de decisiones aportando al sentido y significado del proceso educativo. Asimismo, reconoce la diversidad y riqueza cultural de las familias es el primer paso para establecer un diálogo abierto y constructivo que permita diseñar prácticas pedagógicas inclusivas y adaptadas a las necesidades de cada comunidad educativa.
De esta creencia, y como uno de nuestros hitos más relevantes del vínculo con las familias, surge en 2016 la elaboración de Políticas Regionales de Reconocimiento y Participación de las Familias, documento que ha nos permitido avanzar a lo largo de todo el país en la descentralización de una gestión educativa territorial y culturalmente pertinente. En nuestra región, por ejemplo, contamos con una política regional, que tiene como objetivo potenciar a todos los actores de las comunidades educativas, para que construyan de manera autónoma y colectiva propuestas educativas humanizantes, que promuevan la felicidad de las niñas y niños para una convivencia democrática e inclusiva.